lunes, 14 de marzo de 2011

DIARIO DE EL HOMBRE QUE OLVIDÓ SU NOMBRE CAPÍTULO VIII: Volviendo a la carretera

Ayer por fin dio comienzo la gira de El Hombre que olvido su nombre en Barcelona. Emoción, cansancio acumulado, nervios e incluso tensión nos acompañaron durante todo el día.

Había mucho en juego. Presentábamos nuevo disco y nueva banda. Para sumar emoción nuestro bajista Matias Eisen se había incorporado a los ensayos cinco dias antes. Junto a él, Victor Antón (guitarrista y teclista), Raúl y yo tuvimos muy poco tiempo para preparar el repertorio. Así que sinceramente no íbamos lo que se dice muy relajados.

Pero, algo ocurrió ayer nada más salir al escenario. Toda la tensión desapareció dejando lugar a una euforia relajada que fue creciendo con cada canción. La entrega del público al recibirnos ya dejaba claro que la gente tenía muchas ganas. Pero fue Puedo la que definitivamente nos hizo volar hasta uno de los momentos más mágicos de toda nuestra carrera. Los que estuvisteis allí sabéis por qué...

A partir de ahí, todo lo que ocurrió fueron una suma de momentos que dan sentido a todo nuestro trabajo. Me llevo varios recuerdos conmigo del concierto de la Sidecar en Barcelona. Me viene a la memoria Hay alguien mas ahí, acompañado al final por todos; el subidón de tocar Extraño por primera vez y que tu público se convierta espontáneamente en un instrumento más. Y como no, Loco.

Pero además, tuvimos la gran suerte de compartir escenario con un grupo que sin duda va a dar mucho que hablar: Ruido Blanco. Abrieron la noche con un acústico de media hora con el que desde la primera canción dejaron muy claro que se pueden conseguir melodias y atmósferas sublimes haciendo pop en castellano. Grandes músicos y grandes personas. Queremos repetir la experiencia con ellos. Ojalá sea pronto.

Muchas gracias a todos los que ayer caminasteis junto al Hombre que olvidó su nombre. Jamás olvidará lo bien que se lo hicisteis pasar.

Marcos