Una de las canciones de este disco que mejor refleja la energía y la actitud con las que hemos ensayado durante estos meses es Mundoalrevés. Con ella hemos querido recordarnos que ante todo nunca podíamos dejar de tomarnos el proceso como un juego cuyas reglas podían ir cambiando conforme cambiaban nuestras sensaciones y no al revés. Tampoco nos parece mala idea aplicarlo a la vida en general pero no siempre se acuerda uno de ello. Para eso, para que no se nos olvide surgió esta canción. Aquí tenéis un extracto de los días en los que Mundoalrevés se unió a nosotros.
domingo, 27 de junio de 2010
miércoles, 23 de junio de 2010
DIARIO DE EL HOMBRE QUE OLVIDÓ SU NOMBRE: Visita de amigos

domingo, 20 de junio de 2010
DIARIO DE EL HOMBRE QUE OLVIDÓ SU NOMBRE Capítulo I: Escapar de la ciudad
...pero lo que sí teníamos claro era que teníamos que escapar de la ciudad. Necesitábamos encontrar un lugar donde volver a conectar con nuestra creatividad, donde reducir los estímulos exteriores que nos llegaban y que hacía tiempo venían distrayéndonos de lo que realmente nos importaba. Detrás del bosque de Loredo, en Cantabria, instalamos nuestro campamento. Allí, desprovistos de ruido y velocidad, comenzaron los primeros ensayos. En ese lugar nos dimos cuenta de que por fin teníamos delante las condiciones para encontrarnos con un disco distinto.
Para finales del verano del 2009 quedó claro que teníamos entre manos un material musical cargado de una energía especial. Los ensayos y las grabaciones lo confirmaban. Pero a pesar de la distancia y el aislamiento aún nos quitaba el sueño una vieja preocupación: la discográfica con la que todavía nos unía un contrato legal no parecía mostrar el mismo entusiasmo por el proyecto: no conseguíamos respuesta de ningún tipo cuando les hacíamos llegar nuestras maquetas y pensar en publicar otro disco más siendo los únicos defensores del proyecto era algo descorazonador.
Por fin, pedimos libertad legal para continuar trabajando por nuestra cuenta. Al día siguiente éramos libres. Aquel era el último paso que necesitábamos dar para disfrutar de la producción de este disco, y lo acabábamos de hacer. La misma noche, durante un paseo nocturno por el bosque llegaron a mí las primeras melodías de "Puedo", una de las muchas canciones de El hombre que olvidó su nombre que han surgido atravesando el bosque, la playa, las dunas o los acantilados.
Fácil ver en este caso cuál fue la fuente de inspiración...
lunes, 14 de junio de 2010
CACAHUETE
ÉRASE UNA VEZ UN HOMBRE QUE OLVIDÓ SU NOMBRE
Cada vez hay más gente que decide dar el paso hacia una vida más sencilla. Donde el progreso no imponga sus daños colaterales en cada uno de nuestros actos. Donde poder desarrollar una sensibilidad que centre nuestra atención en algo más que nosotros mismos, nuestra imagen, nuestra ropa, nuestro coche, nuestra casa, nuestras metas, nuestra cultura, nuestras neurosis… Allí donde los estímulos provocan a los sentidos y te invitan a bucear en un Pandora que no está tan lejos ni existe solo en un futuro ficticio. Hay quien piensa que somos nosotros los que vivimos alejados de nuestro entorno y de nuestro presente: obsesionados con metas futuras que nos hacen hipotecar la experiencia de sentir el instante que nos rodea.
…El hombre que olvidó su nombre no supo ver a tiempo que nada de lo que poseía lo acompañaba. Se esforzó mucho en construir un entorno que le impidiera sentir su soledad. Llegó a confundir la realidad consigo mismo y a creer que la infinitud del mundo se reducía a su limitada experiencia.
Consiguió estatus, poder y dinero para que su pequeño mundo pareciera grande y hermoso. Y aunque de vez en cuando aparecía la sensación de que aquello era demasiado frío y solitario, no tardaba en disiparla pensando en lo afortunado que era por tener tantas cosas en un mundo donde había tanta pobreza.
Los esfuerzos que realizaba para seguir disfrutando de esa suerte eran cada vez mayores. Primero tuvo que renunciar al tiempo que dedicaba a sus amigos más lejanos. Con los años, dejó de ver incluso a los íntimos. Pero aún tenía a su familia, a la que con esfuerzo podía dar cada vez más cosas. Al fin y al cabo no podía quejarse porque tenía de todo en un mundo donde había tanta pobreza.
Con el paso de los años llegó a lo más alto: más éxito, más poder, más dinero. Consiguió todo menos una cosa: tiempo. Cuanto más solo estaba, más se esforzaba por mantener su pequeño universo en pie, y se animaba pensando en lo afortunado que era teniendo tanto en un mundo en el que había tanta pobreza.
Un día, sin darse cuenta, distraído en su mundo de abundancia estéril, se convirtíó en el hombre que olvidó su nombre; aquél que no sentía lo que no compraba y que cuando tuvo todo, no sintió ya nada...
Cada vez hay más gente que decide dar el paso hacia una vida más sencilla. Gente que escapa de la autopista del progreso para avanzar despacio por el sendero del instante. Una vez me crucé con uno de ellos y le pregunté:
-¿Cómo te diste cuenta?, ¿cómo puede uno despertarse?
A lo que respondió:
- Pandora está a tu alcance; la tienes ahí delante.